Mary Anderson vivía en Alabama, Estados Unidos.
Durante el invierno de 1902 viajaba lentamente en un tranvía por Nueva York. Mary observó que para avanzar, el conductor se bajaba del vehículo a quitar la nieve que se acumulaba en las ventanas, y vio que otros conductores sacaban las manos del auto para limpiar el parabrisas, pues de otro modo no podían ver el camino. El avance era lento, y los choferes terminaban con la ropa empapada y las manos congeladas.
Mary comenzó a idear una manera más práctica para limpiar los vidrios de los autos. Experimentando con muchos materiales, creó el prototipo del invento: una palanca que movía de un lado para otro dos varillas con escobillas de hule sobre el parabrisas. Esta palanca se operaba desde adentro del coche, lo que resultaba más cómodo para el chofer.
Mary consiguió una patente por el invento del limpiaparabrisas en 1903, pero cuando trató de vender su producto los empresarios le aseguraron que esta idea no servía, y que incluso podía ser peligrosa pues distraería a los conductores.
Años después, las compañías automotrices se enteraron del invento y lo incorporaron en los coches, pero Mary Anderson no recibió ni un centavo por sus aportaciones.
Bridgwood, por ejemplo, diseñó el limpiaparabrisas automático.
Desde 1923 todos los autos se fabrican con limpiaparabrisas. Mary Anderson vio que su idea se hizo realidad en los automóviles a su alrededor, pero no recibió fama ni dinero por ello. Murió en 1953, a los 87 años. Apenas en 2011 su nombre ingresó al Salón de la Fama de los Inventores en Estados Unidos
Mary Anderson pertenece a la Exposición Principal de Mujeres Inventoras y fue agregada por:
Asociación Mexicana de Museos y Centros de Ciencia y Tecnología (AMMCCYT)