La historia de Margaret Crane comienza en un laboratorio al que fue en busca de inspiración para diseñar la publicidad de una línea de cosméticos.
Allí, le llamó la atención una fila de tubos con muestras de orina de mujer, y se sorprendió al enterarse que eran pruebas de embarazo. Observó que a la orina le añadían una sustancia, y si la prueba era positiva se formaba un anillo rojo en el fondo del tubo, pero si era negativa, la muestra se nublaba y el anillo no aparecía
Margaret era diseñadora. Pensaba que estos análisis de laboratorio para saber si una mujer estaba embarazada eran molestos y caros, y empezó a imaginar qué pasaría si pudiera realizarse de forma privada en casa y sin necesidad de médicos o laboratorios. Entonces se le ocurrió una idea: adaptar esta prueba para volverla casera.
Margarte buscó los materiales adecuados, y después de un tiempo diseñó un ingenioso prototipo a partir de una cajita de plástico, una rejita, un espejo y un contenedor para orina. Así nació, en 1968, la primera prueba casera de embarazo.
Al principio rechazaron su idea, pero finalmente Margaret le mostró su invento al director de la compañía farmacéutica para la que trabajaba, quien aceptó financiar el producto con la condición de que Margaret renunciara a sus derechos de patente. Ella aceptó y terminó por recibir, como pago por su invento ¡un solo dólar! Su intención era mejorar la vida de las mujeres y no adquirir fama ni fortuna, así que siguió en el anonimato hasta 2015, cuando se reveló que era la creadora de la primera prueba casera de embarazo.
Margaret donó el prototipo que aún conservaba al Museo de Historia Estadounidense. Hoy tiene 77 años y sigue trabajando como una exitosa diseñadora a cargo de muchas cuentas publicitarias.
Margaret Crane pertenece a la Exposición Principal de Mujeres Inventoras y fue agregada por:
Asociación Mexicana de Museos y Centros de Ciencia y Tecnología (AMMCCYT)