Anna Connelly es una inventora norteamericana que vivía en Philadelphia.
En 1860, la ciudad de Nueva York quedó aterrorizada por un gran incendio del que no pudieron escapar las familias que estaban dentro de los edificios afectados. Esta tragedia, de la que pocos se salvaron, obligó al gobierno a implementar una ley para que los constructores de edificios garantizaran que la gente pudiese salir en caso de emergencia, pero los empresarios se negaban a implementar medidas de seguridad, argumentando que eran muy costosas.
En 1885 el gobierno abrió una convocatoria para recibir ideas que pudieran salvar a la gente, y Anna Connelly propuso una solución al problema. Ella se percató de que durante un incendio mucha gente se veía obligada a correr al techo, pero una vez ahí no tenían escapatoria y cuando el fuego subía, la tragedia ocurría. Los edificios que se construían eran cada vez más altos, pero las escaleras de rescate de los coches de bomberos sólo llegaban hasta el cuarto piso.
Anna propuso un puente de rieles de metal, de bajo costo, que podía conectar dos edificios vecinos para favorecer la escapatoria de la gente. Su diseño incluía una campana que funcionaba como alarma para avisar a los habitantes de ambos edificios sobre el incendio.
Como protección, Anna añadió barandales a los costados del puente para evitar que las personas se cayeran mientras huían del incendio.
Anna Connelly registró su idea y obtuvo una patente en 1887, pero en su momento, el invento no se utilizó. Sin embargo, después de varios años (y varios incendios) su diseño se incorporó las escaleras metálicas que se construyeron durante las primeras décadas del siglo XX para muchos de los edificios de Estados Unidos, por lo que Anna salvó, seguramente, muchas vidas.
Ann Connelly pertenece a la Exposición Principal de Mujeres Inventoras y fue agregada por:
Asociación Mexicana de Museos y Centros de Ciencia y Tecnología (AMMCCYT)